Hay un proverbio irlandés que dice: “A Good laugh and a long sleep are the best cures in the doctor’s book”, que vendría a significar algo como que un largo sueño y una buena risa son la mejor cura.

Bien es cierto que a día de hoy sabemos que esto no lo es todo a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de enfermedad, tenga el grado que tenga, aunque una buena actitud y un sueño reparador siempre son puntos positivos en nuestra vida.

En el Día Internacional del sueño queríamos aprovechar para hablar sobre una de estas variantes. Quizás te preguntes qué tiene esto que ver con el deporte. Para que te hagas una idea te dejo un dato: En un estudio realizado por la Universidad de Oregón, se demostró que 150 minutos de actividad física a la semana mejoraban en un 65% la calidad de sueño de las personas participantes en la investigación (unas 2.600).

Durante el período en el que estuvimos de cuarentena, allá por marzo de 2020, en muchas personas surgió el temido insomnio. El estrés y la incertidumbre ante una situación tan desconocida jugó un papel fundamental, pero algo que también influyó mucho fue la falta de actividad física.

Hacer deporte requiere de una demanda de esfuerzo al cuerpo. Este responde, pero la respuesta estará acompañada de desgaste físico y mental, del cual nos recuperaremos cuando durmamos. Además, cuando hacemos deporte segregamos diversas hormonas que aumentan la relajación corporal y mental, muy importantes a la hora de conciliar el sueño. De hecho, algunas investigaciones han demostrado cómo la realización de deporte reduce la necesidad de tomar fármacos para dormir.  

Cuando dormimos se aumenta la plasticidad neuronal y los circuitos neuronales se regeneran permitiendo una mejora a nivel cognitivo. Esto será de gran ayuda a la hora de retener toda la información que hemos almacenado durante el día. Asimismo, la parte corporal también se recupera. Nuestro organismo se vuelve un gran taller de reparaciones cuando dormimos y los tejidos y demás se recuperan gracias a la conocida como hormona del crecimiento: somatotropina.

El sueño beneficia al cuerpo para realizar actividad física y, al mismo tiempo, la actividad física beneficia a la calidad del sueño. 

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